Meses atrás, charlando con una de las enfermeras de un geriátrico de la zona, me enteré que los sábados de mañana era el momento en que más solos se sentían los abuelitos. Las visitas eran recibidas en el horario de la tarde, así que por la mañana solían escuchar por radio los sermones. Comentando con el resto de los maestros, surgió la idea de ir a visitarlos en ese horario y tener allí las actividades habituales de la escuela sabática.
Con anticipación mandamos una notita a los padres contándoles el plan y pidiendo colaboración con el transporte. Gracias a Dios tuvimos muy buena respuesta.. La actividad extra premiada con primales era preparar tarjetitas para cada abuelito, tarea que fue cumplida, como se imaginarán, con mucha responsabilidad. Nos habían pasado el dato de que a los abuelitos les encantaban las frutas, así que llevamos unos pirotines con rodajas de diferentes frutas para regalarles. Preparamos una parte musical especial y llevamos disfraces para todos, para representar la historia bíblica que correspondía a ese sábado.
Pasamos un momento hermoso. Participaron en los cantos (elegimos aquellos que eran conocidos por ellos) y también en la oración, compartiendo pedidos y agradecimientos. Luego fueron espectadores de lujo de la representación de la historia bíblica. Al final hubo tiempo para repartir los regalitos preparados y muchos besos y abrazos.
Que haya sido durante el transcurso de la mañana fue ideal para asegurarnos de que todos puedan pasar por esa experiencia. Generalmente, cuando realizamos actividades misioneras en horarios extras, siempre hay algunos que no asisten.
Esperamos que en cada niño hayan quedado grabadas las sonrisas de los abuelitos, para que recuerden lo lindo que es servir a Jesús, en este caso, al compartir los momentos de alabanza y adoración.