«Wow, las nubes parecen de verdad!» dijo Enzo ayer al entrar al aula, y de repente sentí que todo la semana agotadora valía la pena. El sábado comenzó un nuevo trimestre, así que bajo el lema «trimestre nuevo, decoración nueva», la semana pasada nos internamos (literalmente) en el aulita, y de vez en cuando salimos por alguna emergencia académica, alimenticia o «dormiticia» (los de la Real Academia me van a bloquear el blog pronto).
¿Qué nos llevó tanto tiempo? La idea era hacer que cada sábado «viajemos» a un lugar diferente, por lo que decidimos unificar la decoración del aulita en torno a la temática del viaje en avión. Era todo un desafío, más teniendo en cuenta que la mayoría de los niños nunca viajó en avión.
Pero todo esta iniciativa surgió en base al plan de usar los boletos de avión propuestos en la LLave Maestra de este trimestre y las ganas de volver a usar nuestros queridos y efectivos primales (para más info lee este post: Sistema Monetario para Primarios). Así que poco a poco la idea para la decoración fue tomando forma.
Para organizar el uso de los boletos edificamos la Aduana.
Es el primer lugar por donde cada niño debe pasar al llegar cada sábado. Allí recibe uno de estos boletos (que acá se los paso por si les interesa descargarlo):
Como verán, hay datos en blanco, los cuales se rellenan cada sábado. El destino puede ser el lugar a dónde de donde proviene la historia del misionero ese sábado, o basado en la historia de la lección, o «ambos dos». Nosotros optamos por completar el origen, destino y el nº de asiento, y dejamos que cada niño escribe su nombre. Si, es con asiento y todo. Numeramos las sillitas.
Al boleto se lo recorta luego por la línea punteada, y entonces ese «troquel» lo pegamos en el «pasaporte» de cada niño.
Ah, y para poner en los pasaportes, estrenamos escudo.
Los pasaportes son unas libretitas baratitas que compré en el mismo lugar de los cuadernos para los agentes, pero que me gustaron por el gran parecido justamente con un pasaporte. La idea es que a fin de trimestre se puedan llevar los pasaportes con el recuerdo de todos los lugares «visitados».
Por el «scanner» (si, esto es puro chiche no más) deben pasar únicamente las Biblias.
Y hablando de «chiches», una vez que terminan sus trámites en la aduana…se levanta la barrera en forma «automática»
Antes de despegar, queda pasar por un segundo paso: el flamante Banco Nacional de la República de Primariolandia.
El banco será el lugar donde cada sábado retirarán los primales que les correspondan:
$1 Llegar a tiempo
$2 Traer Biblia
$5 Decir el versículo de memoria
$10 Actividad extra (dada el sábado anterior en base a la lección)
Las cajas fuertes están hechas a base de reciclaje…otro fin útil para las cajas de VHS.
Cumplidos todos los pasos (nos pusimos burocráticos che…) ahora sí, a viajar…
Nubes de guata, ventanitas con papel afiche y ojalillos, y un avión que por momentos parecía un misil, una bala, un tren (según la opinión de los evaluadores externos) pero que terminó bastante parecido a la idea original.
Todo el asunto de la aduana y el banco, surgió luego de una autoevaluación que hicimos acerca de nuestro desempeño trimestres anteriores. Muy recomendado el tema de la autoevaluación, en algún otro post les contaré más. A nosotros nos pasó que se nos desordenaba un poco el tema de recibir a los chicos, darles los primales, tomarles el versículo y demás. Creemos que con estos pasos burocráticos vamos a estar más ordenados para poder darles más atención a cada chico. A su vez. creo que los va a entusiasmar el hecho de que cada niño va a poder ser asistente de la aduana o del banco algún sábado. Eso significa que podrá estar «del otro lado del mostrador» ayudando, si es que llegan temprano (verán que queremos motivar mucho este punto).
Así que ya está programado y publicado, para que todos puedan tener su turno:
Bueno, creo que ya se irán imaginando el por qué de nuestro campamento en la escuelita toda la semana…Pero como les decía al principio, la recompensa supera el esfuerzo…Ver a los chicos motivados y felices de venir a la iglesia, trayendo su Biblia, llegando temprano, aprendiéndose el versículo y disfrutando de sentirse grandes con sus pasaportes y billetes nos va a recargar las pilas rápidamente. Y estamos orando más que nunca para que ya, ahora, desde esta edad, puedan abordar un viaje sin escalas, al cielo.